Como todos los veranos, las carencias del sistema de Emergencias hacen mella en los trabajadores que asisten atónitos a la desidia de una Administración, que una vez más no ha previsto con quién cubrir las Unidades SAMU durante los meses de verano. No es nada nuevo, ya llevamos varios veranos con el mismo problema y lejos de solucionarlo, la Administración ha normalizado lo que para cualquier persona con dos dedos de frente es una aberración: enviar las unidades sin médico.
Y esta cuestión no es baladí en primer lugar porque repercute en la asistencia a los usuarios, que merecen ser atendidos por un médico en una situación de gravedad, y en segundo lugar porque compromete a Enfermería que adquiere un papel que no le corresponde y que además y lógicamente no quiere asumir (a pesar de su excelente cualificación profesional) estando su malestar y el de toda la plantilla más que justificado (un 84 % está insatisfecho con la dirección del SES).
La falta de previsión de la Administración no puede afectar a la asistencia a la ciudadanía, es algo que no nos podemos permitir si nos consideramos una sociedad avanzada.
Deberán preguntarse los responsables de la gestión del Servicio por qué no tienen médicos para cubrir sus Unidades. La respuesta es muy sencilla: no existe formación que cualifique a los médicos para la realización de una atención en el ámbito de la Urgencia y Emergencia extrahospitalaria. Y ese sí que es un problema gravísimo.
Los sucesivos ministros de Sanidad se han comprometido a incorporar su enseñanza como una especialidad más, sin que por el momento ninguno lo haya hecho. Basta con que recordemos los compromisos de Bernat Soria, Salvador Illa entre otros, a este respecto. Parece ser que el motivo que justifica el incumplimiento de la palabra dada no es otro que el que hay algunas especialidades que ven “invadido” su terreno de actuación y obstaculizan la incorporación de la nueva especialidad, como si esta decisión dependiera de otras especialidades y no de la apuesta firme y decidida del Ejecutivo de equipararnos a nuestros colegas europeos (donde la especialidad está instaurada, incluso en España lo está, en el estamento militar).
Y de todos esos lodos, estos males. Unidades sin médico, enfermeros indignados y enfermos, si no mal atendidos. No con la excelencia a la que todos tenemos derecho en esas circunstancias. Todo un éxito. Lo peor de todo es que no atisbamos ni la más mínima intención de buscar una solución.
Espero tener suerte y no necesitar una Unidad SAMU este verano. El servicio está “de vacaciones”.