En julio de 2018 se confirmaba la llegada al frente de Correos de Juan Manuel Serrano, un desconocido y ambicioso apañador de trastiendas políticas, que veía así premiada con un sueldo de más de 200.000 euros anuales su fidelidad al recién nombrado presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Para CCOO y UGT, por encima de cualquier otra valoración personal la decisión de colocar a alguien sin capacidad ni experiencia de gestión al frente de la mayor empresa pública del país, que gestiona uno de los servicios públicos esenciales para la ciudadanía reconocidos en la Constitución, ha sido un claro error. Un político de cloaca hace lo que sabe hacer: trabajar para sus intereses, de partido o personales, para sus puertas giratorias, y regarlo todo con millones de euros de publicidad para su autobombo, para adornarlo cínicamente como si estuviera haciéndolo al servicio patriótico del país.
Aunque el “reinado” de Serrano en Correos se estrenó con la firma en diciembre de 2018 de un Acuerdo en el que CCOO y UGT conseguimos comprometer importantes mejoras salariales y laborales y que fue propiciado, más que por su buena voluntad -hoy lo podemos afirmar-, por las movilizaciones y huelgas que teníamos convocadas por aquel entonces ambas organizaciones, desde el inicio de 2019 Serrano apuntaba maneras de que lo público no le tiraba mucho (todavía recordamos con estupor aquella frase que expresaba con cabreo de “pero si el SPU es una mierda, solo supone un 6% de la facturación de Correos”).
Enseguida dejó entrever la existencia de un PLAN OCULTO que cuestiona el actual MODELO de Servicio Público y la continuidad del mismo Servicio Postal Universal en todo el territorio que contribuye a construir sociedad, basado en un modelo de empleo de calidad y con derechos. Enseguida apuntó que lo que a él (y al muñidor real de lo que actualmente sucede, Avelino Castro) lo que realmente le atraía era un modelo de empresa logística con trabajadores/as más cercanos a los y las “riders-autónomos” sin derechos, que a trabajadores/as con derechos y empleo de calidad, en el que la cultura del pelotazo inmobiliario y la rápida rentabilidad económica se ponen al servicio de los intereses políticos y personales de Serrano. Y a esa causa se ha entregado sin matices y con enfermiza compulsión. La reciente desvertebración de la estructura organizativa de Correos, de arriba abajo, a traición y con una saña desmedida para con muchos profesionales de la casa con más de 30 años de entrega, es el ejemplo más evidente del personaje del que hablamos y de los objetivos que persigue.